La historia de este vino es una historia de fiesta, de amistad, de una noche de verano, de reencuentro con la tierra, de satisfacción del trabajo hecho a lo largo del año. Las hileras de frontales se elevan montaña arriba, buscando las mejores parcelas, los más pequeños dentro del remolque, expectantes e ilusionados. Así es el inicio de este vino, una noche especial, que tiene la voluntad de transformarse en un xarel·lo complejo que explique de dónde proviene. Año tras año, de testigo: la luna.